Carrusel (un día volví a escribir... un día en el que el sol aún brillaba)
Nos elegimos mutuamente,
quizá a destiempo,
quizá con otro método de casería.
Nos elegimos como un niño que
elige un confite,
con el deseo brillando en los ojos.
El niño crece, se vuelve diabético,
o simplemente prefiere la dieta...
Así es esto,
un día se elige y
con el tiempo se olvidan
los detalles pequeñitos que nos llevaron ahí,
porque el mundo es demasiado complejo,
porque la cabeza es una enrredadera,
porque aveces hay que dejar la zona de confort
o adentrar en ella...
el límite es una línea delgada que juega con las percepciones.
Y de fondo,
una caja de música que aúlla por un cambio,
siempre habrá quien la cierre,
yo prefiero esperar a que se detenga,
porque aunque gire incómoda,
no hay momento que date que dejé de fluir,
porque no soy confite,
porque mis ojos aún lo ven con ese brillo,
y aun recuerdo porque lo elegí.
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