1/4 interestelar






Las voces se acumulaban en un punto, producían sonidos lejanos y crujientes, y se volvían a disipar por el resto del espacio como las gotas de neón esparcidas eufóricamente por las paredes, el suelo, el techo, los ojos, los dientes, el silencio, las risas, las ropas... que poco a poco iban desapareciendo furiosas por su volatilidad. 
Voces-neón nos rodeaban, voces que nos conducían a silencios internos insoslayables, silencios en los que pude escucharte. 


Nos deslizamos por las mantas, creamos nidos/capsulas en el tiempo, aceptamos de la mano la entrada a un no punto; nos escabullimos en un abrir y cerrar de ojos, nos encontramos al lado, viéndonos a través de la ausencia de luz, transparentes seres que casi podían estallar desde la caja torácica inundada de sensaciones/vida.
Te sentí, te besé, te miré a través de la luz morada que iluminó nuestro no punto, coloree tu cara de naranja relámpago y te dibuje en mi para siempre. 

¿Vos sabés que aún cuando cierro los ojos, en la galaxia de mi mente apareces en constelaciones, en los momentos luna, en el cálido incienso que danza en los pulmones, en las sonrisas a media luz, en las fotografías de sonidos,  en las palabras, en las horas y deshoras, en los respiros, en los locos baqueros sin rumbo e incluso en las risas esquizofrenias de los gatos? ¿Lo sabés? ¿Sabés que creaste en mi una melodía que no se apaga, que resuena y vibra intensamente creando nuevas cometas/luz, que sobrepasa las intersecciones creíbles y crea nuevas dimensiones? ¿Sabés que, por más trillado que suene, te amo? 

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