La luna empezó a crecer de nuevo...

Alguna vez me dije: dejé de lado muchas cosas... pero en esos espacios surgen otras con sus propios brillos y sombras. Tal vez la idea de haber dejado de lado “esas cosas” fueron una cuerda floja, que en medio del eterno caos aparentaba ser un momento de malabarismos grandiosos, donde ese centímetro de estabilidad era la lucha constante entre la evasión y enfrentar las situaciones, enfrentarme tal cual me hallaba, en ese instante, ese instante que no era solo un recorte aislado, incluía lo que fue que estaba cambiando constantemente frente a mí, en mí y conmigo.
Nunca deje de lado tales cosas, las cargué conmigo, aún llevo algunas de ellas, otras dejaron de ser o las olvide en el camino, más no desaparecieron, quedaron en mí, pues me hicieron quien soy, posiblemente mañana regresen unas, no lo sé, en este mar de posibilidades, me alegra esa apertura a una inmensidad que va más allá de lo que mis ojos perciben. Aún así la cuerda floja sigue siendo uno de mis pasatiempos favoritos, pero ahora no me quita el sueño caer al abismo, pues desde acá se ve el suelo, algunas veces verde, otras veces árido, algunas frío, otras con la capacidad de crear sonidos en las suelas...El abismo tiene su encanto, la posibilidad de un día abrir las manos, sentir el aire y que sin necesidad de plumas... finalmente podamos volar.


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